jueves, 10 de septiembre de 2009

Era la época por la que trabajaba en el estado de Campeche porque me habían recién contratado como Jefe de producción en la planta que se encontraba en ese estado, estaba recién graduado de la facultad  cuando al hacer mi solicitud y un par de semanas después me llamaron para seguir con el tramite de contratación. Cuando llegue allá la empresa pagaba mi alojamiento y mi salario en un pequeño pueblo cerca de Ciudad del Carmen (Campeche) tan lejos de todo que me sentí tan solo, para llegar ahí tenía que tomar la carretera por cerca de cinco horas desde Campeche,Campeche a una velocidad considerable alta, trabajaba de lunes a viernes y un sábado alternado cada dos semanas, así que cuando tenía un poco de tiempo regresaba a la capital con mi familia pues me sentía a veces muy solo. Conocí a mucha gente, entonces algunas me invitaban para quedarme con ellos cuando no me demandara tiempo el trabajo, pero nunca les tome la palabra, quizá por no parecer molesto o que se yo.

Cada Fin de semana cuando trabaja los sábados y no podía regresar entonces a la capital del país, al día siguiente muy temprano tomaba mi mochila hacía Ciudad del Carmen para conocer de paso un poco las tierras locales y la cultura,  pase por la iglesia y el parque donde toda la gente se sentaba,  había por ahí cerca un holanda, donde pase a comprar un helado, pedí el más grande y toda la gente me miraba tan raro, pues la gente tan pobre ahí, cuando compraba su helado compraba el vasito pequeñito y yo con el más grande de todos. Eso por una parte caminando por el centro había un lugar donde olía tanto a café, donde la gente adinerada del pueblo se estacionaba en sus camionetas enormes a tomar café mientras la demás gente miraba desde el parque solamente. Ya hacía la tarde regresaba a mi casita tan pequeña, mini casa, solamente tenía un micro-cuarto y una micro-sala, con  todos los muebles empotrados, como en la canción de piedra a de ser la cama, y también los demás muebles.

Un día me encontré con la señora encargada del aseo del departamento, entonces platicando con ella le conté de unos ruidos de que venía escuchando días atrás, mejor dicho semanas, unos ruidos un tanto extraños que no podía explicar,  por cerca de mi domicilio pasaba la linea del tren y era un ruidero al que tarde un poco en acostumbrarme, pero el ruido que afectaba mis sentidos era muy diferente a el ruido y el temblor de suelo que generaba el paso del tren.  La señora encargada del aseo me pregunto si trabajaba para la compañía, le respondí afirmativamente preguntando como lo sabía, me respondió que solo había dos departamentos en esa zona propiedad de la compañía, en el que yo me quedaba y uno arriba, en el que se hospedaban los jefes cuando estaban de visita en las instalaciones y que los viernes de noche llegaban uno de los jefes y su secretaría a pasar ahí la noche y jugaban domino, eso explicaba el ruido extraño que no tenía explicación pues cuando revolvían las fichas pegaban con las losetas de las mesas de piedra forradas con mosaico,  pero eso no era todo, algunas veces al abrir las ventanas por el calor impresionante se escuchaban unos quejidos espantosos, y que no dejaban dormir y que a veces causaban pesadillas n_n. Tacones altos que iban de un lado al otro de la habitación, y lo mejor es que no tenían cabecera pues  entre el calor de la pasión…

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