miércoles, 22 de octubre de 2008

miercoles en octubre.

Durante los días que transcurrieron sin novedad para la mayoría de la gente que no pone atención a su alrededor, me han pasado cosas muy extrañas.

A veces el miedo invade la cabeza mía, es como en la noche de ayer que mientras intentaba el termino de menesteres de la vida cotidiana, una sombra lo suficiente grande para infundir un temor grande que retorciera en lo hondo de mis entrañas, distrajo mi mirada de su labor, para atender a lo que pensé sería alguien que visitara repentinamente la habitación, para tener así a su lado un poco de distracción y libertad de los deberes cotidianos y poco practicados por mi.

No teniendo, desde hace tanto en la mente, el recuerdo de una ilusión,  ocupo mucho de el tiempo de el día en recordar los momentos que liberan una risa repentina que, entre la multitud, hacen voltear las miradas y convertirme así por un momento en el centro de atención. El gusto de recordar las imágenes  que como fotografías suceden frente a mis ojos, se convierten en una alegría por demás pasajera, un tanto eufórica en momentos, que se convierte en una profunda depresión al instante que encuentro un hueco entre mis brazos.  Me conformo con hacerme a la idea de que es un momento menos el que necesito esperar para volverte a ver.

Las cosas que ademas no me han salido de el todo bien en los últimos días (hoy), me hacen reflexionar entre si esto es solo un tropiezo pequeño o es un aviso de señal, que me indica que el camino no solo esta equivocado, si no que tengo que de inmediato corregirlo. Espero solo sean cositas parpadeantes que me quieren indicar un obstáculo venidero.

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